Aprendemos a “leer” por lo general en
la primaria, regidos por una pedagogía muy tradicional que nos imponen a
temprana edad, y como premio nos acreditan con el adjetivo de lectores cuando
de manera técnica sabemos lo que fonéticamente quiere decir un texto, mas no
cuando sabemos interpretarlo y/o argumentarlo, no digo que un texto tenga que
decir lo mismo para todas las personas, al contrario cada persona es diferente
por lo tanto cada lector tiene una manera distinta de interpretar y ver cualquier
tipo de lectura, tomar una posición a favor o en contra pero estar de algún
lado, que esa acción de leer nos involucre y nos afecte, que podamos producir o
transmitir algo después de este ejercicio.
El fin de un escritor es difundirnos
una información, una idea o preferiblemente plantearnos una pregunta, que nos
planteemos un interrogante luego de realizar una lectura es un buen indicio de
que estamos llevando bien esta labor.
El no entender de entrada algún texto
no es un impedimento para comprenderlo ya que todos cuentan con un nivel de
complejidad distinto, no es un problema, mejor considerado un reto y una
oportunidad de aprender algo que no conocemos, para esto es recomendado tener
conceptos previos acerca del tema que vamos a tratar ya que no todas las
lecturas son fáciles.
El fin de la lectura no es solo transferir
una información como un monologo emisor-receptor, el resultado ideal sería una
completa retroalimentación de ideas entre escritor- lector y demás interesados.
Para iniciar un proceso de
entendimiento a partir de un cualquier texto no es necesario hacerlo rápido,
hay que dejar de lado el afán, hacerlo a un ritmo propio para lograr captar un
mensaje y retomar esa misma lectura cuantas veces sea necesario para lograr
entenderla parcial o completamente pero poder compartir algo partiendo de lo
que asimilamos habiendo leído con detenimiento.
Traducir lo semiótico a lo fonético y
viceversa no es del todo leer, podríamos decir que es lo básico, es en sí su
forma técnica, porque leer en realidad es llegar a la capacidad de producir un
texto a raíz de otro, es sumergirse en letras y sentir el conocimiento
transportándose a ese mundo que cualquier escrito nos plantee.
Un buen lector es el que indaga
acerca de un tema, es el que no se queda en lo primero que le dicen o en lo
primero que lee, para conocer algo tenemos que recurrir a los puntos de vista
de distintos autores para así poder fabricar nuestra propia idea acerca del asunto
en el que estemos interesados.
Sintetizando debemos ver la lectura
como un arte donde intervenimos varios sujetos con el fin de enriquecernos intelectualmente
compartiendo información e ideas propias pero también citadas de otros autores
previos. Conocemos también que es un proceso de realizar detenidamente y como
meta proponernos producir como mínimo un comentario de cada material que
tengamos oportunidad de leer.
Leer siempre será un placer.