
El fin de un escritor es difundirnos
una información, una idea o preferiblemente plantearnos una pregunta, que nos
planteemos un interrogante luego de realizar una lectura es un buen indicio de
que estamos llevando bien esta labor.

El fin de la lectura no es solo transferir
una información como un monologo emisor-receptor, el resultado ideal sería una
completa retroalimentación de ideas entre escritor- lector y demás interesados.
Para iniciar un proceso de
entendimiento a partir de un cualquier texto no es necesario hacerlo rápido,
hay que dejar de lado el afán, hacerlo a un ritmo propio para lograr captar un
mensaje y retomar esa misma lectura cuantas veces sea necesario para lograr
entenderla parcial o completamente pero poder compartir algo partiendo de lo
que asimilamos habiendo leído con detenimiento.
Traducir lo semiótico a lo fonético y
viceversa no es del todo leer, podríamos decir que es lo básico, es en sí su
forma técnica, porque leer en realidad es llegar a la capacidad de producir un
texto a raíz de otro, es sumergirse en letras y sentir el conocimiento
transportándose a ese mundo que cualquier escrito nos plantee.

Sintetizando debemos ver la lectura
como un arte donde intervenimos varios sujetos con el fin de enriquecernos intelectualmente
compartiendo información e ideas propias pero también citadas de otros autores
previos. Conocemos también que es un proceso de realizar detenidamente y como
meta proponernos producir como mínimo un comentario de cada material que
tengamos oportunidad de leer.
Leer siempre será un placer.